miércoles, 29 de septiembre de 2010

La resurrección de campeonato

Lo confieso, yo fui de los que a principios de verano empezó a ver el mundial aburrido. Los dos Red Bull estaban dominando, haciendo un Brawn, y perdí un poco el interés.
La victoria de Hamilton en Canadá me devolvió la esperanza en que los toros rojos no se fuesen arepartir el campeonato entre ellos.
El GP de Valencia me enervó. Tuve la suerte o la desgracia de contemplar a seis metros de mi como Hamilton se saltaba el Safety Car a la torera, y todo mi respeto, que se había vuelto a re-ganar (si, vuelto a re-ganar, que lo ha perdido muchas veces y recuperado dos semanas más tarde, es muy suyo) tras Canadá lo volvió a re-perder, amén del respeto a los jueces, aunque ese ya estaba perdido desde hacía años. Desde Hungría 2007, si no recuerdo mal.


Tras un GP de GB del que mejor no hablar, llegó la über comentada carrera de Alemania.
En la quali ya se vió que Ferrari había recuperado terreno, pero Vettel seguía intratable, y lograr la pole por solo dos centésimas fue un momento grandioso.
Vamos a despachar ya lo de la carrera: las órdenes de equipo han existido siempre, existen desde siempre y existirán para siempre. Por que la F1 es un deporte de equipo. Un equipo pone todos los cacahuetes para que los cochecitos den vueltas, y no van a dejar que un piloto dilapide las posibilidades del campeonato del otro de esa manera.
McLaren es el ejemplo más manido, pero es que lo hacen TODOS. Hasta en Hispania. Hasta lo hacían en mi adorado Minardi. La cuestión está en como se hace. Y Massa y Smedley montaron un espectáculo de variedades con Massa como la bailarina de cabaret y Smedley como el mago y Alonso como el incauto espectador al que suben al escenario para cortarle en pedazos.


Pero bueno, la victoria fue de Alonso, y ahí comenzó el mundial a ponerse realmente interesante.

Con la llegada del GP de Hungría se vió quien mandaba en Red Bull, lo bien que maneja Alonso y... bueno, mejor no hablemos de Vettel (quien creo que todavía está muy verde).
Bélgica resultó desastroso para Alonso, pero nuevamente tuvimos un fantástico GP en el mítico circuito de Spa, que, aunque no resultó tan espectacular como las últimas vueltas del año 2008, tuvo otra carrera de las que nos gustan, moviditas.
Italia...
Qué decir de Italia. Solo esto: en todos los años que llevo viendo F1, y ya van siendo alguno que otro, no he visto (o por lo menos no recuerdo) a nadie trazar tan bien la parabólica como lo hizo Alonso el sábado. De maestro.


Y luego llegó el pasado GP de Singapur. Hablando con un amigo, recuerdo que dije que Alonso necesitaba un podio para seguir vivo, pero él me contestó: no, Alonso va a ganar esta carrera.
Yo le contesté que lo dudaba, por que era un circuito tipo Red Bull, pero resultó que tenía razón.
Tras una vuelta espectacular en calificación, en carrera dominó todas las inclemencias de manera absoluta, y me recordó mucho al Alonso de los años 2005-2006 (especialmente este último), aquel que controlaba carreras locas (Australia 2006, Canadá 2006 por poner dos ejemplos que me vienen a la mente) y acababa ganando de paseo mientras los demás naufragaban.


Carrerón de él, pero también de Vettel, que aguantó sin cometer ni un solo error, y de Webber, que menuda carrera hizo el tío.
Buena carrera también de Button, que se vió superado por Hamilton todo el fin de semana, pero no perdió los nervios, y poco a poco, sigue vivo a falta de cuatro carreras cuando todos pensaban que Lewis le iba a machacar a principios de año.
En fin, gran carrera en un circuito que prima un poquito más a los pilotos.
Pues nada, que quedan cuatro carreras, a falta de ver lo que pasa con Corea (11 de Octubre, fecha límite), pero todos queremos que se corra, aunque vaya a ser un circuito anodino (otra vez).